Muchas personas acuden de forma rutinaria al gimnasio o salen a correr para cuidar su forma física, pero ¿qué pasa con su salud mental? Cada vez más jóvenes y mayores se preocupan por mantenerse mentalmente activos utilizando algún tipo de estimulación cognitiva para mejorar su atención, concentración o memoria.
La atención es clave para el funcionamiento óptimo de las personas, facilitando la discriminación entre los estímulos y eventos relevantes e irrelevantes. Sin embargo, también pueden darse determinados problemas de salud relacionados con esta función cognitiva. ¿Qué es la atención? ¿qué tipos hay?¿qué tipos de alteraciones existen? Te lo contamos a continuación.
Habitualmente el declive cognitivo es una de las consultas más frecuentes en atención primaria. Una condición que aumenta progresivamente con la edad, y que requiere unas intervenciones específicas para revertirla mejorando el rendimiento cognitivo. La rehabilitación cognitiva tiene como objetivo mejorar funciones cognitivas como la memoria, atención y lenguaje, lo que tiene un impacto en la vida cotidiana de los pacientes.
Cada vez son más las personas que quieren mejorar su rendimiento académico o profesional entrenando sus capacidades cognitivas. Se trata de mejorar el funcionamiento cognitivo para llegar hasta el punto óptimo de cada persona. ¿Sabes lo que es el rendimiento cognitivo y cómo puede entrenarse? En este artículo revisaremos desde lo que es el alto rendimiento hasta las técnicas más usuales para conseguirlo.
Cada vez son más los adultos que se preocupan por su salud y realizan ejercicio físico regularmente pero, ¿cuidan también su salud mental? La estimulación cognitiva es una estrategia fundamental para la mejora y rehabilitación de las capacidades cognitivas incluida entre los tratamientos no farmacológicos. ¿Quieres saber más acerca de estas técnicas y qué ejercicios existen para adultos, personas mayores y ancianos?
La sociedad actual impone un ritmo de vida que, en ocasiones, nos sobrepasa, generando problemas en la regulación de las emociones y el deterioro de las capacidades cognitivas. Para ayudarnos a gestionarlo contamos con la educación emocional y la estimulación cognitiva pero ¿cómo actúan realmente estos programas?
Aunque el cerebro tiene una estructura básica y una forma determinada la realidad es que cada cerebro humano es único y se comporta de una forma muy distinta al de los demás. Esta diferencia es debida, principalmente, a que nuestro cerebro cambia en su interacción con el entorno, un fenómeno que se denomina plasticidad neuronal.
Determinadas patologías, la edad o ciertos hábitos de vida inadecuados, pueden deteriorar el funcionamiento cognitivo. Sin embargo, existen técnicas de estimulación cognitiva que nos ayudan a prevenir el deterioro e incluso a mejorar el funcionamiento de nuestras capacidades mentales.
La estimulación cognitiva empieza a abrirse camino como herramienta para cuidar la salud mental de las personas. Por ello, los profesionales deben formarse adecuadamente y tener los conocimientos necesarios para aplicarla de forma que se obtengan resultados positivos pero, ¿qué debo de tener en cuenta al elegir un taller de estimulación cognitiva?. Vamos a verlo.
Las emociones son frecuentemente infravaloradas a favor de la razón, la que en teoría siempre nos dota de cordura para no acabar “metiendo la pata”. Parece que las emociones nos bloquean a la hora de tomar decisiones de forma racional, pero ¿es exactamente así? ¿qué dice la neurociencia al respecto?
La estimulación cognitiva es una estrategia fundamental para la mejora y rehabilitación de las capacidades cognitivas y funciones ejecutivas, como la memoria, atención y velocidad de procesamiento. ¿Quieres conocer los más utilizados? En este artículo abordamos desde un punto de vista práctico las técnicas y programas más usados como los cuadernos Esteve o Rubio; los juegos de brain training como Lumosity o Elevate, o nuevas neurotecnologías como Elevvo.
Solemos creer que la realidad es tal cual la percibimos pero en verdad, ésta no es más que una ilusión de nuestra propia mente. Y es que, a la hora de adaptarse al entorno, nuestro cerebro hace uso de atajos mentales; heurísticos sobre los que se apoya para entender la realidad que percibe, pero ¿podemos fiarnos siempre de nuestro cerebro cuando utiliza estos recursos?
Diariamente tomamos miles de decisiones en cualquier contexto de nuestra vida, desde las más sencillas, mecánicas e irrelevantes como elegir qué vamos a desayunar, hasta decisiones importantes y trascendentales. Aunque pensamos que todas ellas son racionales y meditadas, un altísimo porcentaje de estas elecciones no lo son, pero ¿sabemos realmente cómo actúa nuestro cerebro cuando tomamos una decisión?
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH es un trastorno neurobiológico con origen en la infancia que se manifiesta en problemas de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Estos déficits afectan a diversas facetas de la vida del niño, principalmente en el ámbito académico, pero ¿cómo podemos ayudarles en la mejora de sus capacidades cognitivas para asegurar un nivel de desarrollo neurobiológico y una adaptación a las demandas del entorno adecuada?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo considerada un trastorno mental frecuente. Los síntomas emocionales suelen ser los primeros en abordarse con los tratamientos existentes pero, ¿cómo podemos intervenir sobre el deterioro cognitivo que muchas veces sufren las personas que padecen esta patología?
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